El negocio de un “Pirata en el Caribe”

Posted by: NAHJ-UPR on: February 28, 2009

Por Erica J. Sánchez Vázquez

“El vendedor del campo” tiene una computadora en donde guarda más de 200 películas. Todos los días dedica hasta tres horas a buscarlas, bajarlas, verlas y grabarlas en discos compactos. Él, se había adentrado en este mundo porque es fanático del cine. Sin embargo, cuando sus amigos se enteraron de que encontraba con tanta facilidad películas que ni siquiera habían estrenado en la Isla, tuvieron que aprovechar y pedírselas. Él, también sacó provecho. En vez de prestarlas o regalarlas, decidió comenzar a venderlas.

Este hombre forma parte del negocio de la piratería, un negocio que ha cogido auge a nivel internacional. Los adelantos tecnológicos –Internet de alta velocidad, las herramientas incluidas en las computadoras, los DVD recorders– han permitido a individuos comunes establecer puestos con los cuales pueden ganar más de mil dólares semanales, con una inversión mínima. Pero, las ganancias de unos han causado las pérdidas de otros. Las industrias de cine, música, perfumes, carteras y ropa han perdido miles de millones de dólares debido a la piratería. De hecho, para el comercio legal en Estados Unidos representa una pérdida de 100,000 millones de dólares, según se informó en el Tercer Congreso Mundial sobre la Lucha contra la Falsificación y la Piratería.
“Tienes una gente que está ganando un ingreso y ciertamente estás privando a una gente que tiene el derecho de eso”, indicó el economista y profesor Jaime del Valle sobre este fenómeno.
La regulación de esta actividad se ha hecho muy difícil, particularmente con respecto a los filmes y la música. Cada persona, en su propio hogar, puede crear copias de discos compactos y DVD’s con mucha facilidad, para luego venderlas. “El vendedor del campo” explicó que consigue las películas de manera gratuita a través de páginas de Internet que la mayoría de los “piratas” conocen. Las listas en esos sitios abarcan cientos de películas, series televisivas, especiales, eventos deportivos, etc.
No obstante, declaró, soltando carcajadas de los presentes, no está de acuerdo con la piratería, y piensa que el mercado es el causante de ésta. “¿Por qué tú vas a comprar una película que te vale 29 dólares? ¿Por qué no 10? […] Así yo la compraría, pero yo no voy a dar 30 pesos cuando yo puedo conseguir una película por Internet por nada, por 24 pesos mensuales [por la conexión]”, explicó el también handyman.
Para el profesor del Valle, tiene que ver, además, con la ética de los que incurren en esta actividad ilegal. La piratería se puede ver positivamente en el sentido de que genera ingresos para un grupo que probablemente los necesita, pero “tenemos un problema porque la droga genera ingresos, la prostitución, la bolita, el ron caña. Entonces, hay un efecto negativo desde el punto de vista de lo que nosotros creemos que debe ser el funcionamiento de la sociedad”, expresó el economista.
Pero, según el “vendedor”, muchos de los “piratas” se restringen cuando se trata de películas puertorriqueñas. Afirmó que cuando salió la película protagonizada por Daddy Yankee, Talento de Barrio, “por respeto, para que hiciera dinero, se aguantó”. Lo mismo sucedió con Maldeamores, aunque ello no impidió que ambas aparecieran en sobres azules, verdes, amarillos y rojos, mientras los cines del País las presentaban.

Fuente: http://www.noticiastech.com

La ley

Existen muchas lagunas entre la gentesobre la legalidad de estos actos. ¿Es ilegal bajar las películas? ¿Crear copias? ¿Comprarlas? ¿Cuáles pueden ser las consecuencias de ser atrapado haciendo una de estas cosas?
En Puerto Rico, a los casos de piratería se les aplican tanto la ley federal como la estatal. En la esfera federal, la Ley de Propiedad Intelectual de 1976 (US Copyright Act) tiene una sección que establece una penalidad criminal para todo aquel que reproduzca y/o distribuya obras sin consentimiento del autor. Esto podría conllevar hasta cinco años de prisión, y multas de hasta $250,000 para individuos y $500,000 para corporaciones. Aquí se incluye bajarlas por Internet, pero no el verlas “streaming”. En ese caso, a quien se le imputaría un cargo sería a la página que las recopila y hace accesibles.
Bajo las leyes estatales se protege el derecho moral del autor, es decir todo lo que tiene que ver con la integridad de la obra y la atribución de ésta. Si alguno de estos derechos es violado, la persona puede demandar. Pero esta ley no ayuda a controlar la venta de DVD’s hechos de manera ilegal.
“Por lo regular cuando la gente entra en piratería, lo que hace es reproducir un mismo producto. Se reproduce la obra completa, no le cambia la integridad, y se establece de quién es la obra”, explicó el abogado y profesor Rafael Silva Almeyda. Pero sí existe una ley estatal, la Ley 12 de octubre de 2007, que prohíbe la reproducción y venta de películas y discos y la penaliza con multas de hasta $250,000 y cárcel por hasta ocho años.
Según Silva Almeyda, están surgiendo alianzas entre las diferentes compañías productoras y distribuidoras de cine y música. Éstas se conglomeran para así poder combatir la piratería. Por ejemplo, la Recording Industry Association of America (RIAA), que reúne sellos disqueros, contrata investigadores que averiguan si en un lugar determinado, como un pulguero, se están ocurriendo violaciones. De ser así, se busca una orden de allanamiento y arresto en el Tribunal, y se hace un operativo con el Negociado Federal de Investigaciones. La RIAA también “ha batallado mucho los downloads”, añadió el profesor.
Aún con todas las precauciones, penalizaciones y redadas que se han dado últimamente, se siguen viendo en rincones apartados –o a veces a plena vista– esas mesas plásticas rodeadas de compradores que buscan una ganga. Habrá que ver si los estudios cinematográficos despiertan y hacen algo más efectivo para que el especial de 4×20 no les siga quitando clientes.